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CRÍTICA A LA INFORMÁTICA ESCRITA EN WORD

¡Revolución!

La tecnología no es un concepto moderno, la RAE la define como un conjunto de instrumentos y procedimientos industriales de un determinado sector o producto. La realidad es que a lo largo de la historia el ser humano ha buscado satisfacer sus necesidades. Para ello ha creado, innovado, desarrollado el conocimiento y lo ha aplicado en diferentes sectores de la economía generando cambios que muchas veces han tenido ganadores y perdedores. Haciendo un recorrido histórico podemos encontrar la revolución agrícola en Gran Bretaña a lo largo del siglo XVII, la primera revolución industrial en 1780 y la segunda hacia fines del 1800. Pero más allá de los ganadores y perdedores, también podemos hablar de los puntos de vista y las rupturas culturales que generaron estos nuevos modelos en aquellas épocas. Hay al menos dos cosas que todas tienen en común, en primer lugar, ninguna fue rotundamente aceptada y luego que el cambio es imparable, irreparable y voraz. La revolución informática que toma lugar desde 1985 no toma una posición diferente en el contexto actual. Quizá con el diario del lunes podemos observar que aquellas revoluciones pasadas simplemente nos trajeron hasta donde estamos hoy y que no fueron tan malas como antes se creía, pero hoy que nos toca salir de la zona de confort, de aquello conocido, que nos toca pasar a nosotros por el cambio que nos lleva la sociedad, nos cuesta.

Esta última revolución comenzó con la invención del teléfono y la telegrafía y explotó con la fundación del internet global. Claramente es una revolución del conocimiento y de la información porque el flujo de datos corre más rápido que el movimiento físico. Algunos de los problemas y la distinción principal que encontramos en esta revolución es que está acompañada por un contexto mucho más complejo que aquel que veíamos en las revoluciones pasada. La información no solo corre más rápido que el movimiento físico del humano o de las cosas, sino que es más rápido que lo que el humano es capaz de procesar internamente, mentalmente, para poder adaptarse. En segundo lugar, la I + D (Investigación y desarrollo) ha concebido finalmente la IA (Inteligencia artificial) que pone en jaque al conocimiento y las capacidades de toda la raza humana y no solo a las clases bajas como ha sucedido en otras revoluciones.


No es culpa del cerdo sino de quien le da de comer

¿De dónde surge todo esto? Como mencionaba al inicio del texto las revoluciones son cambios de piel que realiza la sociedad para readaptarse a las nuevas épocas, tendencias y necesidades de generaciones. El poder centralizado que se generó durante las épocas de barro y sangre, la distribución y privatización de las tierras crearon pequeños imperios que lentamente fueron tomando herramientas para manejar los hilos de la sociedad. A través de educación estandarizada, incentivos y contra incentivos, trabajo alienado, producción masiva, y básicamente control de los medios básicos de vida construyeron una base de poder que dan como resultado que el 1% de la población acumule el 82% de toda la riqueza generada en 2017, un número que haciende a los setecientos sesenta y dos mil billones ($762.000 billones), una cifra que permitiría acabar con la pobreza mundial siete (7) veces, según la ONG internacional Oxfam que publica Ámbito Financiero, Clarín y cientos de otros medios de comunicación. ¿Qué más puedo pedir cuando lo tengo todo? Claramente, ya el poder establecido en la dialéctica del amo y el esclavo ni siquiera es suficiente para gente que tiene más que todo. El distanciamiento entre lo real que vive el 99% de la población, lo esperable para todos y lo que vive este ínfimo 1% es tan abismal que distorsiona la realidad acerca de adonde hay que dirigir los fondos que manejan. Existe en la sociedad actual un desarrollo mal interpretado, un desarrollo que un 49% por ciento que no está debajo de la línea de pobreza del mundo también sostiene con su propia ambición, con su propia ansiedad para obtener las cosas. Por esto es por lo que la culpa no es del chancho, la culpa es de todos los que alimentamos una maquina picadora de carne, que confunde desarrollo tecnológico con desarrollo humano. Desde que estamos en primer año del secundario y escuchamos por primera vez el concepto de economía, sabemos que es la administración eficiente de los recursos limitados que tiene el planeta. Si son limitados ¿porque nos damos el lujo de desperdiciarlos y no usarlos para alimentar a las personas que lo necesitan?



La tecnología como lo conocemos hoy, aquella gran red, la rapidez de los datos, la IA, definitivamente no tienen la culpa de existir, de hecho, son herramientas sumamente útiles, para combatir la pobreza, llegar a otros planetas y superarnos como raza. El problema es que todos y cada uno de nosotros nunca nos preparamos para afrontar, manejar y vivir en una sociedad que tienen la capacidad que tiene hoy, y es abrumador. Según Erik Brynjolfsson la sociedad actualmente se encuentra frente al “problema del trigo y el tablero de ajedrez”. Este problema se plantea de la siguiente forma:



“Si se colocase sobre un tablero de ajedrez (lo suficientemente grande) un grano de trigo en el primer casillero, dos en el segundo, cuatro en el tercero y así sucesivamente, doblando la cantidad de granos en cada casilla, ¿cuántos granos de trigo habría en el tablero al final?”

Según el autor, actualmente nos encontramos en la segunda mitad del tablero y los problemas son dos, uno es la mayor concentración en pocas personas y el segundo es que la curva de crecimiento de la tecnología es exponencial pero la del cambio de la sociedad sigue siendo lineal.

Por nuestra parte, todos y cada uno sumamos nuestro granito de arena cada segundo. Según el estudio realizado en 2017 por Cumulus Media acerca de qué pasa en un minuto en internet, solo en Facebook se conectan novecientas mil (900.000) personas, se reproducen cuarenta mil (40.000) horas de música en Spotify y en YouTube se reproducen cuatro millones cien mil (4.1 millones) de horas de video.


Ni si, ni no, ni blanco, ni negro

De chico solía jugar a un típico juego llamado “Ni si, ni no, ni blanco, ni negro” y que hoy me recuerda a los pros, los contras, aquellos que están a favor y en contra de la informática.

El uso de los datos, según Sadin, es una forma de colonización que viene de Silicon Valley. Lo que se busca es crear un tecno-liberalismo en el que todos estemos conectados a la red para que los poderes centralizados conozcan cada detalle nuestro y puedan obtener mayores beneficios económicos, adaptando su oferta en cada momento y lugar. A su vez, esto conlleva una perdida absoluta de la privacidad y la libertad de las personas. Mientas que, por su parte, Barbero, nos plantea que nos encontramos nuevamente en un caos, un caos que se abre a partir de los millones de puertas que se abren a partir del uso de las nuevas herramientas de información y que están siendo usadas, creando una explosión de contenido sin precedentes.

A su vez, mientras que muchos consideran que la capacidad de análisis de millones de datos por segundo que realizan las maquinas actualmente, es un gran beneficio y una posibilidad de automatizar las tareas antes realizadas por el hombre, Sadin vuelve a la carga especialmente en la industria de las finanzas. Industria en la que se han tenido varias crisis debido al uso del trading algorítmico sin control del ser humano. El autor plantea el riesgo de ser completamente sustituidos por las maquinas en todas las tareas. En este sentido Bill Gates, así como otros grandes magnates de la tecnología, plantea la necesidad de comenzar a cobrar impuestos a los robots para poder redistribuir y cuidar a la población que comenzara a perder sus trabajos. A pesar de ello Santiago Bilinkis, empresario argentino, plantea que el ser humanos ya no será concebido como tal, sino que en el futuro próximo seremos centauros. Es decir, una mezcla entre hombre-maquina, en la que a través de equipos híbridos se articularan los nuevos puestos en el mercado.

Hay una conclusión cuasi unánime, el desarrollo de la informática no es el problema, sino que hacemos con ello. El problema no es tecnológico sino social, e incluso personal.


Divide y reinaras

En la película Her, Joaquin Phoenix interpreta a un empleado de una empresa de que realiza cartas cariñosas para familiares, amigos, parejas. Lo cierto es que allí se muestra la sociedad en la que se vive. En la introducción comentaba que el problema de la sociedad actual pasa más allá la tecnología, que el cuadro en el que nos encontramos es volátil, incierto, complejo y ambiguo, es un mundo V.I.C.A., en el que hay solo una cosa que se sabe, no sabemos qué va a pasar. Este es un concepto que se creó en el ejército estadounidense para referirse a los escenarios que podrían enfrentar en una guerra. Un mundo liquido según Sigmund Bauman, en el que todo es liquido porque hay una debilitación de los lazos, de las instituciones y esto nos hace vulnerables. Y claramente la película tiene un alto contenido de liquidez. ¿Cómo podemos pretender vivir en una sociedad solida si no hay lazos fuertes que la mantengan? ¿Es posible pensar en llegar a viejo con la mujer de tu vida sin amor?

Divide y reinaras, es una frase que se le atribuyo a Julio Cesar, y hoy por hoy es más vigente que nunca. En su momento las divisiones se realizaban entre pueblos, entre ejércitos, pero hoy las divisiones son entre personas, el vínculo final basado en el amor es cada vez más débil. Esto da a lugar a lo visto en la película, creada en un escenario en el que contratar a una empresa para que te redacte una carta es la muestra más fuerte de que no existe amor. Pero también puede verse en el quiebre que se realiza entre Catherine y Theodore, que termina dejando al protagonista en bancarrota emocional, al igual que toda la sociedad.

Los espacios dejados por los sentimientos terminan siendo ocupados por, en este caso, la tecnología. Una tecnología basada en inteligencia artificial, capaz de adaptarse a todas y cada una de las personas. Esto se ve cuando un grupo de personas sale del subte y todos están con la camarita en el bolsillo delantero de la camisa, viviendo con su “nuevo amor” que absorbe toda la energía y capacidad de los individuos, dejándolos sin posibilidades de relacionarse con otros.

Hoy la sociedad no es diferente a la de esta película o la mostrada en Black Mirror, o alguna de las mil series y películas de zombis que muestran precisamente una desintegración social, contenida en la tecnología que se convierte en el centro de todo. Un lugar en el que conversar con otros, mirar el mapa, buscar información, sacar una foto, escuchar música y etcétera.

¿Quién reina en esta sociedad? Aunque es cierto lo que plantea Sadin sobre las grandes corporaciones de Silicon Valley, no podemos olvidarnos que estas son conglomerados de miles de accionistas de todo el mundo, es decir, no hay un solo dueño. Si, existe la figura del CEO, pero son personas, con las mismas necesidades que cualquier otro, con la misma limitante, el tiempo. Entonces, ¿es lógico pensar en que hay alguien que controla absolutamente todo?, ¿de qué le sirve? ¿En qué momento se pone a mirar los siete mil millones (7 mil millones) de perfiles de todas las personas del universo? El dinero, el poder están sobrevaluados, tanto por el que lo pretende como para aquel que justifica todo en ello, y hablo de los que creen que todo se hace por eso. Vivimos en una lógica circular, para vivir necesitamos recursos, para obtener esos recursos necesitamos dinero, para obtener dinero tenemos que generar valor en las empresas y para generar valor hay que atraer a los consumidores con una propuesta de valor que lo satisfaga. Este cliente para satisfacer su necesidad cae en la misma lógica antes mencionada, y se forman tanto verdades absolutas como tabúes innombrables que nos generan un cerrojo que se engrosa 1 cm por cada persona que habita este planeta. Los grandes medios de comunicación nos venden hoy que el desarrollo de la tecnología es “cool”. Casualmente hace casi 10 años, el segundo conglomerado de comunicación más grande del mundo, The Walt Disney Company, compro Marvel y a partir de allí lanzaron 20 películas y siguen contando acerca de cómo hombres centauros como Iron Man salvan a la población mundial. Cualquier similitud con el futuro inmediato planteado por Bilinkis es pura coincidencia.

Con estas verdades absolutas, hemos justificado cosas intolerables y como sociedad caímos en la trampa del desarrollo, a costas de deshilacharnos, de potencialmente destruir nuestro espacio de vida, de habilitar el acceso a las drogas, armas, alcohol a toda la población sin control, a continuar con la guerra visible e invisible y principalmente sin saber adónde vamos.


¡Si nos organizamos, comemos todos!


Finalmente llegamos a Maslow, aquel psicólogo humanista que escribió acerca de las necesidades del ser humano y las ordeno jerárquicamente. Según Maslow las necesidades imprescindibles son las fisiológicas. Para respirar, descansar, realizar homeostasis no se requiere plata, para comer si y en el mundo mueren veinticinco mil (25 mil) personas cada día por hambre según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO). Según la misma fuente alrededor del 17% de la población pasa hambre todos los días, y sin embargo se tiran 1300 millones de toneladas anuales de comida. Entonces ¿los recursos son escasos o nosotros los hacemos escasos? Podría enumerar uno por uno de los conceptos que enumera Maslow en la pirámide y encontrar evidencias de derroche, mal uso, desperdicio en la sociedad que no permite que tengamos una vida más equitativa para todo el mundo. ¿Qué tiene que ver la informática? Todo y nada. La informática no tiene nada que ver porque una vez más como recalque durante todo el texto los problemas que afronta la sociedad hoy en día van más allá, son históricos, culturales, intrínsecos a la persona. Pero a su vez, la informática tiene todo que ver porque es un arma de doble filo en este contexto. Por un lado, puede clavarse y terminar de dividirnos y desangrarnos, haciéndonos creer que esos espacios que rellena van a resolver nuestros problemas. A su vez, existe la posibilidad de que, como personas racionales, podamos ver el potencial que tiene y aprovechemos el caos que también es oportunidad y nos redefinamos.

Que propongo para alcanzarlo:

  1. Frenar la masividad del desarrollo para toda la sociedad, dejando solo aquello para grupos de especialistas orientados a fines especiales.

  2. Crear una sociedad de individuos independientes con voluntad de interdependencia.

  3. Educar en valores, fortaleciendo nuevamente los vínculos de las personas.

  4. Utilizar la tecnología actual para palear necesidades de la población pendientes.

  5. Masificar la satisfacción de las necesidades básicas.

  6. Fomentar el desarrollo individual de cada persona orientado a la autorrealización.

  7. Organizar a la población de manera colaborativa, a partir de comunidades de desarrollo de proyectos orientados por y hacia la población, erradicando el comportamiento competitivo.


¿Suena a utopía? Si. Pero lo que no se intenta no se logra y como sociedad aun estamos a tiempo de ser mejores.









Julián A. Bergara










Bibliografía:

 
 
 

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